Pollo al champán


¿Este año os toca preparar alguna comida de Navidad en vuestra casa? ¿Otra botella más de champán en vuestra caja de aguinaldo y no sabéis que hacer con ella? No os preocupéis, que no cunda el pánico porque os traemos desde tierras galas una receta ideal con la que quedaréis genial: Poulet au champagne (léase "pulé o ssampañ")

Es el plato perfecto porque reúne todos los requisitos: es vistoso, medianamente fácil de preparar, adaptable a cualquier bolsillo y muy customizable. Los más sibaritas pueden remplazar el pollo por pavo y los más patriotas pueden sustituir el champán por cava. Si optáis por ser fieles a la receta y emplear champán, sabed que no tiene porqué ser un Dom Pérignon. En todo caso, escoged el espumoso que más os guste y os invitamos a serviros una copita mientras disfrutáis del placer de cocinar este plato. 

¿Qué necesito?

4 cuartos traseros de pollo
30 cl. de champán (o cava brut)
8 lonchas de jamón serrano
200 gr. champiñones
250 ml. de nata para cocinar
2 cdas. de mantequilla
sal
pimienta
hilo bramante

¿Cómo lo hago?

Lo primero de todo es preparar el pollo. Tenemos que deshuesar los cuartos traseros. Aunque, como es una tarea bastante latosa, si tenéis un carnicero de confianza lo mejor es pedirle que os los deshuese él mismo. Si lo preferís, también podéis preparar esta receta con contramuslos (pero no pechugas porque quedarían muy secas). Si os traéis la bandeja de cuartos traseros de vuestro super habitual y os toca deshuesarlos, simplemente se trata de eliminar el hueso que está a la derecha y luego seguir con el cuchillo el hueso que va por el muslo y arrancarlo con ayuda del cuchillo, con mucho mimo y paciencia e intentando no llevarnos medio pollo por delante.

Una vez que hemos deshuesado el pollo y eliminado los trozos de piel sobrantes (dejar la justa para tener una capa exterior cuando enrollemos el pollo), estiramos bien los contramuslos y los salpimentamos. El siguiente paso consiste en colocar un par de lonchas de jamón serrano (o de paleta ibérica si lo preferís) en cada contramuslo, de forma que quede bien cubierta cada porción. Enrollamos cada contramuslo formando un rollito y, para asegurarnos de que no pierda la forma durante la cocción, los bridamos con hilo bramante (hilo especial para cocina hecho de cáñamo que encontraréis en ferreterías y grandes bazares). Se trata de enrollar el pollo con el hilo de forma que quede bien sujeto pero sin apretar demasiado para no deformarlo. 

Ahora que ya hemos preparado los rollitos de pollo, derretimos en una sartén la mantequilla y doramos a fuego fuerte cada rollito. Ponemos en una fuente los rollos de pollo y los horneamos a 180º durante 20 minutos. Transcurrido este tiempo, abrimos el horno (si hubiese exceso de grasa en la fuente lo retiramos) y rociamos el pollo con un chorro generoso de champán de forma que quede una capa de líquido en el fondo. Este es el momento también de añadir nuestros champiñones fileteados (que servirán de guarnición) y dejamos cocer el pollo otros 20 minutos. 

Una vez cocinado el pollo, lo retiramos de la fuente y cortamos y retiramos el hilo. Escurrimos el líquido de cocción del pollo y reservamos 4 cucharadas. Apartamos los champiñones.

Colocamos en un cazo las 4 cucharadas de líquido que hemos reservado y lo llevamos a ebullición junto con la nata de cocinar y salpimentamos. Una vez que hierva, bajamos la temperatura del fuego, incorporamos 4 cucharadas de champán y volvemos a llevar a ebullición hasta que nuestra salsa espese. Ahora que ya tenemos la salsa, la vertemos en el fondo de la fuente y colocamos encima los rollitos de pollo. Horneamos unos 15 minutos y servimos en una bandeja rociados con un poco de salsa y, por supuesto, el resto en una salsera.

Si preparáis esta receta para las fiestas, podéis cocinar los rollitos de pollo la víspera y preparar la salsa y cocinarla junto al pollo el día de la celebración. Es una forma de aligerar gran parte del trabajo. 



Ya veis que es una receta sencilla y todo un lujo para sorprender a nuestros familiares. Y, lo más importante, la excusa perfecta para descorchar una buena botella de champán que, sin duda, será el mejor maridaje para este plato. ¡Chinchín!

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