Lubina al horno

Aunque no lo parezca, somos unas grandes apasionadas del pescado. Es verdad que el número de recetas de pescado en el blog no hace justicia a la cantidad de veces que cocinamos pescado semanalmente, lo sabemos. Pero es que tenemos la suerte de vivir en un sitio con mar privilegiado con una variedad de pescado fresco increíble y de una calidad superior, por lo que casi siempre lo cocinamos a la plancha o cocido, sin mucho más.

Pero de vez en cuando también nos gusta cocinar algún pescado al horno con un poco de aderezo, es el caso de la lubina. Así que os traemos una receta sencilla y sana para preparar este pescado blanco tan sabroso y habitual en cualquier pescadería.

¿Qué necesito?

2 lubinas
2 cebollas medianas
1/2 pimiento rojo
1/2 pimiento verde
2 dientes de ajo
perejil
aceite de oliva
sal
pan rallado
hebras de azafrán

¿Cómo lo hago?

En primer lugar, una media hora antes de cocinar el pescado, limpiamos a conciencia las lubinas (aunque mejor pedírselo al pescadero), las pasamos por agua y espolvoreamos con sal fina. Reservamos el pescado.

Cortamos la cebolla en rodajas, los pimientos en tiras finas y las patatas también en rodajas no muy gordas, aproximadamente de medio centímetro de espesor. Por otra parte, picamos muy bien los dientes de ajo y el perejil y lo mezclamos todo en un bol junto con unas cucharadas de aceite de oliva y un chorrito de agua caliente y las hebras de azafrán.

En una fuente amplia para horno, formamos en la base una capa con la cebolla y el pimiento. A continuación, colocamos las rodajas de patata encima y vertemos sobre ellas la mitad del aderezo de aceite que hemos preparado y salamos.

Ahora ponemos las lubinas sobre la capa de patata y echamos el resto de aderezo sobre ellas.

Por último, espolvoreamos ambas lubinas con un poco de pan rallado y cocinamos en el horno precalentado a 180ºC durante unos 30-40 minutos, hasta que el pan rallado de las lubinas quede tostadito.

Recordad que a media cocción es necesario abrir con cuidado la puerta del horno para recoger con un cucharón el líquido del fondo de la fuente y echarlo sobre las lubinas, para que queden más jugosas.