Croquetas de verduras salteadas


Hoy nos hemos animado con un clásico de la cocina española: las croquetas. Además, son, junto con la tortilla uno de los platos que más pasiones levanta y para muestra, un botón:

(autor desconocido)

Son fáciles, están buenísimas y son uno de los platos más versátiles que hay ya que podemos hacerlas de casi cualquier cosa que se nos pase por la cabecita.
Hoy las probamos de verduras salteadas con vinagre de Módena, un sabor un poco diferente que os sorprenderá.
¡Marchando una ración de croquetas!

¿Qué necesito? 

100 grs. de mantequilla
100 grs. de harina
1 calabacín mediano
1 zanahoria grande
1 cebolla roja mediana
2 dientes de ajo
leche
caldo de verdura
sal

Para el empanado:
2 huevos
Pan rallado
Harina

¿Cómo lo hago?

Primero picamos las verduras en juliana, menos el ajo, que lo cortaremos en rodajas grandes.
Ponemos la zanahoria y el calabacín, con un par de cucharadas de aceite, en un wok (nosotros preferimos esta opción porque las verduras se hacen antes y quedan más enteritas) o una sartén y salteamos revolviendo a menudo para que se hagan bien y no se quemen. 
Cuando veamos que empiezan a estar blanditas y a coger color, añadimos la cebolla picada en juliana y el ajo, echamos la sal y seguimos revolviendo hasta que la cebolla empiece a coger color pero sin dorarse. Una vez que las verduras estén hechas, añadimos un chorro de vinagre de Módena, revolvemos bien para que todas las verduras cojan color y dejamos al fuego hasta que el vinagre se evapore. Apagamos el fuego solo cuando el salteado deje de oler a vinagre. Por último retiramos los ajos.
El vinagre de Módena le da un toque de sabor muy especial que a nosotros nos encanta. Puede resultar un poco dulzón así que sed generosos con la sal. 
Ahora vamos a preparar la bechamel. Para que no nos salgan grumos, es muy importante usar la misma cantidad de mantequilla que de harina.
En una tartera o cazo grande, ponemos la mantequilla para que se funda, cuando esté fundida, bajamos el fuego, añadimos la harina y revolvemos hasta formar una masa uniforme. En este momento empezamos a añadir leche (mejor si está tibia), poco a poco y cada vez revolvemos hasta conseguir que los ingredientes estén bien amalgamados (acordaos de echar la sal en este punto). Cuando ya veamos que la bechamel se acerca a la textura que deseamos (para las croquetas debe ser bastante espesa) cambiamos el chorro de leche por uno de caldo de verdura*.
Cuando la bechamel sea una crema espesa, apagamos el fuego, añadimos las verduras salteadas y revolvemos bien. 

Por último extendemos la masa en una fuente, tapamos con papel film y dejamos enfriar y reposar durante unas cuantas horas (si es toda la noche, mejor).
Pasado este tiempo la masa ya está lista para usarse.  Para darle forma a las croquetas, enharinamos la superficie de la mesa y con las manos cogemos pequeñas porciones de masa, les damos forma y las rebozamos en harina. Una vez tengamos todas las croquetas formadas, las empanamos con el huevo y el pan rallado. 
Ahora ya podemos freírlas (si no las vamos a consumir, podemos congelarlas sin problema y cuando queramos comerlas, las freímos directamente del congelador). Ponemos una sartén al fuego con aceite abundante. Esperamos a que el aceite esté muy caliente y vamos echando las croquetas, pocas de cada vez, para que no se peguen ni se enfríe el aceite. Cuando se empiecen a dorar, las vamos girando para que se hagan por todas partes por igual. Las sacamos del fuego y las ponemos sobre papel de cocina para que absorba el aceite sobrante.
¡A comer!

*Los caldos son un fondo de nevera que siempre deberíamos tener listos para usar. Tardan bastante en hacerse así que nosotras los preparamos en grandes cantidades y después los congelamos, los metemos en estas bolsitas para cubitos de hielo y así cuando los necesitamos tenemos las dosis exactas ya listas para usarse.


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