Falafel

Falafel.



Si seguís nuestro blog, sabréis que la cocina árabe y de oriente medio es una de nuestras favoritas y que no perdemos la ocasión de preparar alguno de sus platos. Esta vez le ha tocado al falafel. Esta especie de hamburguesillas de garbanzos entraron en nuestras vidas, como opción vegetariana, con el florecer de los kebabs en todas las ciudades y ya forman parte de nuestra dieta. Debo decir que, en mi opinión, es lo mejor que nos han traído este tipo de restaurantes.
El falafel vale para todo, aperitivo, primer plato o plato único. Es saludable, ligero y muy sabroso y además están chupado de preparar. Tradicionalmente se comen en bocadillo de pan de pita pero nosotras las preferimos acompañadas de una salsa fresquita de yogur, que le da el contrapunto perfecto.

¿Qué necesito?

400 gr de garbanzos
1 cebolleta
2 dientes de ajo
1 cucharada de perejil picado
1 cucharada de cilantro picado
1 cucharadita de comino molido
1 cucharadita de bicarbonato
Sal y pimienta negra
2 cucharadas de harina de garbanzos (opcional)
Aceite de oliva suave

Para la salsa:

1 yogur natural
2 cucharadas de mayonesa
1 cucharada de zumo de limón
Sal

¿Cómo lo hago?

Para esta receta, los garbanzos no van cocidos por lo que tenemos que ablandarlos para poder trabajar con ellos. Así que lo primero que debemos hacer, 48 horas antes, es poner los garbanzos en remojo. Cada 12 horas los refrescaremos cambiando el agua. 


Cuando los vayamos a preparar, los escurrimos bien y los envolvemos en un paño para secar el agua restante.
Los ponemos en la picadora y los picamos hasta conseguir una especie de arena gruesa (en este paso hay que tener cuidado de no picar mucho para que no nos quede un puré). Ponemos en un bol y reservamos.
Una vez listos los garbanzos, picamos la cebolleta, el ajo, el perejil y el cilantro juntos y los añadimos a los garbanzos. Agregamos ahora las especias y el bicarbonato y revolvemos muy bien para que todos los ingredientes se mezclen.


Tapamos el bol con papel film y lo dejamos reposar en la nevera una media hora.
Pasado este tiempo, sacamos la masa, hacemos bolitas con la mano, las aplastamos ligeramente y las freímos en una sartén con abundante aceite de oliva. En este momento de trabajar la masa con las manos, si vemos que nos resulta difícil porque todavía tiene mucha agua, añadiremos la harina de garbanzos para secarla un poco y que sea más fácil darle forma.
Freímos los falafel por ambos lados hasta que estén doraditos y los pasamos a un plato con papel de cocina para eliminar el exceso de aceite. Ya están listos para comer.


Si os decantáis por acompañarlos con una salsa de yogur como la nuestra, solo tenéis que batir en el vaso de la batidora, un yogur natural, 1 cucharadas de zumo de limón, 2 cucharadas de mayonesa y una pizca de sal hasta obtener una textura más líquida que el yogur.


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