Leche frita

Leche frita.


La leche frita es uno de los dulces tradicionales más populares en Galicia (aunque no es exclusiva de aquí). Aunque es típico de la Semana Santa, en las casas en las que tiene muchos fans, como es la mía, se prepara todo el año. 
Como suele pasar en estos casos, unos ingredientes muy básicos sumados a una preparación supersencilla, tienen como resultado un sabor que es de otro mundo, se me hace la boca agua solo de pensar en él.
Esta receta es la que se prepara en mi casa, que en realidad, mi madre confesó que está basada en la que aparece en el libro de Cocina Gallega de Cunqueiro, un básico que está presente en todas las casas de Galicia.

¿Qué necesito?

Para la crema:

750 ml de leche entera
75 gr de Maizena
100 gr de azúcar
1 monda de limón
1 rama de canela
2 yemas de huevo

Para freír:

Harina
2 huevos
Aceite de oliva suave
3 cucharadas de azúcar 
1 cucharadita de canela molida (opcional)

¿Cómo lo hago?

Para empezar limpiamos bien el limón y le quitamos la piel, con cuidado de no llevarnos mucho blanco para que no amargue la crema.
En una olla o cazo grande echamos 550 ml de leche, la piel del limón, la rama de canela y el azúcar. La ponemos a calentar y justo cuando vaya a levantar hervor, la retiramos del fuego, tapamos y dejamos reposar durante 5 minutos para que infusione.


Mientras tanto vamos a mezclar los 200 ml restantes de leche con la maicena revolviendo bien para evitar que se formen grumos.
Pasados esos 5 minutos, volvemos a poner la olla a fuego medio-bajo, le añadimos la mezcla de Maizena y empezamos a remover de forma constante con una cuchara de madera y durante unos 10 minutos, en los que iremos viendo como la crema se va espesando. Necesitamos que la consistencia sea como la de la bechamel de las croquetas.
Cuando esté lista, la apartamos del fuego, añadimos las dos yemas de huevo y mezclamos todo bien.
Vertemos la crema en una fuente que habremos untado con aceite de oliva suave o con mantequilla. Nos debería quedar una capa de 1 cm y medio de grosor.


Tapamos la masa con una capa de papel film (que toque la crema) y dejamos que se enfríe completamente (un mínimo de dos horas pero si podemos esperar toda la noche, mejor)
Una vez la crema esté fría y cuajada, la desmoldamos con cuidado y la cortamos en cuadraditos.


Batimos los dos huevos y rebozamos los cuadrados, primero en harina y después en el huevo batido.
Los freímos en una sartén con abundante aceite de oliva suave o, en su defecto, de girasol.


Cuando el huevo se dore, los sacamos y los ponemos en un plato con papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
En otro plato mezclamos 3 cucharadas de azúcar con una cucharadita rasa de canela (por supuesto, podéis rebozar solo con azúcar pero se os gusta la canela, no os privéis porque le da un toque muy especial). Cuando los cuadrados se hayan secado un poco los rebozamos en el azúcar y ya están listos para servir y devorar.




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