Bundt Cake especiado de calabaza

Bundt Cake especiado de calabaza. 


Desde que los descubrí, me he vuelto muy fan de los dulces con especias, muy normales en el norte de Europa y en el mundo anglosajón pero no tan populares en España. Tanto en galletas como en bizcochos como el de hoy, las especias dan un toque muy especial. Si os gustan los sabores potentes, este bundt cake también lo hará. Pero si preferís algo más chocolateado, os recomendamos estos pastelitos de pan de jengibre que preparamos hace unos meses.

¿Qué necesito?

Para el bizcocho:
280 gr de harina
200 gr de azúcar moreno
50 gr de azúcar blanco
175 gr de buttermilk
225 gr de puré de calabaza
150 gr de mantequilla a temperatura ambiente
3 huevos
2 cucharillas de levadura
1 cucharilla de bicarbonato
1 cucharilla de canela
1/4 cucharilla de nuez moscada
1/4 cucharilla de jengibre molido
1/4 cucharilla de clavo molido

Para el glaseado:
275 gr de azúcar glas
50 ml de agua
10 gotas de zumo de limón

¿Cómo lo hago?

En primer lugar tenemos que preparar el puré de calabaza. Para ello vamos a quitarle la piel y las semillas y a picarla en trozos no muy grandes. La cocemos durante unos 15 minutos en agua abundante. Si tenéis vaporera, la podéis cocer en ella y el resultado será mejor ya que los alimentos al vapor conservan todo su sabor.
Cuando esté cocida la batimos con ayuda de una batidora de brazo hasta que obtengamos un puré. En este caso nosotras hemos usado la variedad Hokkaido que tiene un sabor buenísimo. También es un poco más seca, lo que nos viene fenomenal para este tipo de recetas.


Una vez tengamos la calabaza batida y fría, nos ponemos con la masa del bizcocho. En un bol mezclamos todos los ingredientes secos, es decir la harina con la levadura, el bicarbonato y las especias. Reservamos.
En otro recipiente mezclamos la buttermilk con el puré de calabaza y reservamos también.
Precalentamos el horno a 180º.
Por último, en un bol grande, ponemos la mantequilla y el azúcar y batimos con ayuda de una batidora hasta obtener una mezcla esponjosa. En este momento añadimos los huevos y continuamos batiendo hasta que estén incorporados. En este momento comenzamos a añadir los ingredientes secos poco a poco alternándolos con la mezcla del puré. 


Cuando todo esté bien amalgamado y tengamos una masa homogénea, la colocamos en un molde que hemos engrasado previamente y horneamos durante unos 45-50 minutos o hasta que al pinchar el bizcocho, la aguja salga limpia.
Esperamos a que el bizcocho se enfríe y, cuando esté listo preparamos el glaseado. Para ello, en un bol, mezclamos el agua con el limón y le vamos añadiendo poco a poco el azúcar mientras batimos con unas varillas de cocina hasta que todo el azúcar se haya disuelto y nos quede una crema blanca.
Colocamos el bizcocho encima de una rejilla y vamos dejando caer el glaseado por encima de forma que gotee el sobrante (acordaos de poner un papel debajo de la rejilla para no tener que limpiar mucho después ;)).


El glaseado se seca rápidamente así que no tendréis que esperar mucho para poder disfrutar de este riquísimo dulce.


GuardarGuardar

No hay comentarios:

Publicar un comentario